3ºB

Cuentos a imitación de El Conde Lucanor

CUENTO I

Otro día hablaba el Conde Lucanor con Patronio de este modo:

- Patronio, bien sé que Federico, el Rey, nunca se ha portado bien con los campesinos, pero me ha pedido un favor y necesito su consejo. Debido a la gran amistad que tengo con ellos, quiere que les convenza para que labren sus tierras, las cuales están afectadas tras las grandes tormentas. Pero, aunque ahora el Rey parezca bondadoso y me jure recompensar a los campesinos con grandes alimentos, no me creo realmente su amabilidad. Os pido que me deis algún consejo para evitar esta congoja.

- Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que encontréis consuelo cuando eso os ocurra, os convendría saber lo que le ocurrió a un jabalí que se fio de la falsa bondad de un cazador.

El conde le pidió que le contase lo que les había sucedido.

- Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, llegado el invierno, este jabalí encontró un hombre que estaba helado de frío. Sintiendo pena de él, le arrastró como pudo hacía una cueva. Una vez allí, el jabalí le arropó con hierbajos y cuando el cazador entró en calor, cogió la escopeta y mató a su salvador.

Y vos Señor Conde Lucanor, debéis saber que, no os debéis fiar de aquel que además solo os quiere por conveniencia, y lo que dice hoy mañana puede ser lo contrario.

Al conde le agradó mucho lo que dijo Patronio, y rechazó la propuesta que le había hecho el Rey.

Moraleja: No te fíes de nadie, que solo te quiere cuando le conviene.

Angélica Álvarez Fuentes.


Cuento del Conde Lucanor

Un día se retiró el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo así:

-Patronio, yo confío mucho en vuestro buen juicio y sé que, en lo que vos no sepáis o no podáis aconsejarme, no habrá nadie en el mundo que pueda hacerlo; por eso os ruego que me aconsejéis como mejor sepáis en los que ahora os diré. Llevo toda mi vida estando mal, siendo infeliz y no sé qué hacer, ¿podrías ayudarme?

-Claro-respondió Patronio-. Os contaré algo que le sucedió a un hombre del pueblo hace tiempo.

Un anciano que vivía en el pueblo siempre estaba triste, se quejaba de todo constantemente y siempre estaba enfadado, por lo que el pueblo estaba cansado de él. Cuanto más tiempo pasaba, más malo se volvía y más tóxicas fueron sus palabras. La gente hizo todo lo posible para esquivarlo, porque su desgracia era contagiosa. Despertada en los demás una sensación de infelicidad.
Pero, un día, cumplió los 80 años y sucedió algo increíble. Rápidamente todos escucharon el rumor: "El viejo está feliz hoy, no se queja de nada, sonríe y hasta su rostro parece más iluminado". Todo el pueblo se reunió alrededor del señor y le preguntaron: "¿Qué te ha pasado?"

El señor mayor les miró sonriente y les respondió: "Nada fuera de lo normal. Llevo ochenta años persiguiendo la felicidad y fue inútil. Y luego decidí vivir sin felicidad, simplemente disfrutar de la vida.Y así he alcanzado la felicidad".

Y eso es lo que deberías de hacer tú, vivir la vida que son dos días y disfrutarla al máximo, pues un día estás aquí y otro día ya...no lo sabes.

Al conde le gustó mucho el consejo que le dio Patronio y le pidió a Dios que le ayudara a ponerlo en práctica, como su consejero le decía y él deseaba.

Y viendo don Juan que este era un cuento ejemplar, lo mandó poner en este libro y compuso estos versos que lo resumen. Los versos dicen así:

Si la felicidad hayas buscar

mira a tu alrededor y no dejes la vida pasar.

Pues lo que tienes que hacer es disfrutar

y encontrarás la verdadera felicidad.

Lucía Concepción Díaz Gómez.


Lo que sucedió a un hombre que iba cargado de oro y se cayó a un pozo.

Un día dijo un panadero a Patronio que tenía muchas ganas de conseguir más oro, lo que suponía un bien muy grande para él, pero tenía miedo de pasar al lado de un pozo del que decían que si se pasaba al lado de él, generaba tal avaricia que era posible contener las ganas de arrancar los diamantes que había alrededor de este.

-Señor panadero-dijo Patronio-, un hombre pasó por al lado de aquel pozo: tan avaricioso era que él ya llevaba una buena cantidad de oro, pero su avaricia al pasar por al lado de aquel pozo que se puso a coger los pequeños diamantes que había alrededor de él. Se resbaló con una piedra y, si no soltaba aquel diamante se caería al pozo. Un campesino que había por la zona le empezó a dar voces y a decirle que dejara el diamante o, si no, se resbalaría y podría morir. Aquel hombre se dio cuenta de que si soltaba el diamante volvería a ir otro y otro y otro día hasta que consiguiera cogerlos todos. Por no perder aquel diamante no soltó así que se terminó de resbalar y murió.

A ti, señor panadero, aunque no dudo de que a todo el mundo nos vienen bien más riquezas de las que ya poseemos, os aconsejo que, si hay un mínimo peligro en morir por coger algo y os dejarais allí la vida, no lo hagáis por el simple hecho de tener un poco más.

También os aconsejo que, si vais a poner en peligro vuestra vida en peligro, que sea por algo que de verdad merezca la pena.

MORALEJA:

Más vale tener poco en tu mano

que mucho si no eres el amo

Yessica García Alonso.


EL VALOR DE LA EXPERIENCIA

Cierto día el Conde Lucanor le preguntó a Patronio sobre a quién hacer caso, si a su hermano o a su abuelo.

-Mira, Patronio, me han ofrecido dos trabajos. Si acepto el primero, me ofrecen ganar mucho dinero en poco tiempo; pero existe la probabilidad de poder sufrir algún accidente que puede ser leve o grave. En el segundo trabajo que me ofrecen voy a ganar bastante menos dinero, pero no hay riesgo de sufrir accidentes. Mi hermano me aconseja que acepte el primer trabajo, porque así ganaré mucho dinero y, si tengo algún accidente, puede que no sea de importancia. Mi abuelo me aconseja que acepte el segundo trabajo, aunque gane menos dinero, pero no tendré accidentes, porque me dice que si acepto el primer trabajo y tengo un accidente grave me quedaré sin ninguna opción.

-Mi opinión, querido Lucanor-respondió Patronio-, mi opinión es que hagas caso del consejo de tu abuelo, porque es una persona con mayor experiencia en la vida y su consejo está lleno de sabiduría.

-Gracias, Patronio, así lo haré-contestó motivado el Conde Lucanor.

MORALEJA: Un anciano es una persona que ya ha cenado y mira cómo cenan los demás.

Daniel Guillén Piñas.


ADAPTACIÓN CONDE LUCANOR

Don Patronio tenía una duda sobre un amigo suyo, que no sabía si decirle que había que tener higiene personal, porque de pequeño le decían que cuanto más sincero fuera peor le iban a ir las cosas, pero Patronio estaba trabajando todo el día con él y le pidió consejo al Conde Lucanor .

El Conde Lucanor le respondió: "Te voy a contar la historia de lo que le paso a un chico con su pandilla de amigos".

Una vez estaba este chico con todos sus amigos y todos le tachaban de nunca decir las cosas a la cara y que siempre lo decía a las espaldas. Un día todos sus amigos se pasaron con él y decidió no volver a callarse nada y decir todo lo que pensaba. Pasado mucho tiempo así fue: les decía a todos sus amigos lo que pensaba de ellos. Al final, todos acabaron cansados de su sinceridad. Todos se pusieron en contra de él y lograron que no se volviera a juntar con ellos.

El consejo que le da el Conde Lucanor a Patronio es que le digan lo que le digan tampoco hace falta ser muy sincero porque puede traer consecuencias , como le pasó al chico de la historia.

CUANTO MÁS SINCERO ERES

MENOS DEMUESTRAS LO QUE ERES

Juan Mateos Masa.


EL CONDE LUCANOR: LA CACERÍA


El Conde Lucanor era un hombre al que la cacería le apasionaba y se fue a comprar una escopeta, y cartuchos. Pues no tenía claro si ir de cacería, así es que le pidió consejo a Patronio. Y Patronio le contó una larga historia:


Un día, mi amigo Rufino y yo fuimos a una cacería, a Toledo. Avanzada la mañana, las reses empezaron a moverse con la suelta de los perros. A eso de las doce y media de la mañana, nos vino a visitar un jabalí, con tan mala suerte de que se fue más sano de lo que venía. Unos instantes después, el del puesto de abajo, tiró al mismo jabalí que yo tiré, con tan mala suerte que tirando en línea me dio en un muslo, estuve tres horas en el quirófano hasta que me sacaron los perdigones de la pierna.


Yo no he vuelto a ir de cacería, yo que vos no compraría la escopeta, porque son muy peligrosas, hay un refrán que dice lo siguiente.

Tan pocas balas,
y tanto torpe suelto.

Miguel Melo Mateos.


El Conde Lucanor

El Conde Lucanor preocupado habla con Patronio.

-Una mujer casada con un señor muy poderoso se ha enamorado de mí y no sé qué hacer.

-Deja que te cuente una historia:

Una mujer que estaba casada con un señor muy poderoso se enamoró de otro más joven y más guapo que su actual marido. El joven, ignorando que estaba casada, se veía con ella y eran muy felices hasta que el marido se enteró. El marido furioso mandó ejecutarlos a los dos.

No te recomiendo que estés con esa mujer. Puede ser peligroso.

-Gracias, Patronio, siempre resuelves mis preocupaciones.

MUJER CASADA

MUJER INVISIBLE

Samuel García Arias.


Lo que le sucedió un día a un hombre que por ser confiado fue engañado.

Un día dijo el conde a Patronio que unos hombres desconocidos pero con buen temperamento le habían ofrecido trabajar para él de sirvientes a cambio de poder dormir en el castillo. Esto le suponía mayor comodidad, ya que estaban escasos de personal, pero que tenía miedo de que le fueran a robar; por lo cual le pidió a Patronio que le aconsejara qué debía hacer.

-Señor conde-dijo Patronio-, le contaré una historia sobre un hombre que por ser confiado fue engañado:

Un hombre rico iba montado en su caballo por las calles observando los paisajes cuando un hombre le para y le dijo:

-Señor-dijo el hombre- si me da sus botas, yo le daré estas botas con las que no notará ninguna molestia.

El señor confiado le dijo:

-Claro-dijo el señor-Si con ellas puedo tener mis pies sin molestias, se las cambiaré.

El señor se quitó sus botas y se las intercambió con aquel hombre. Después siguió cabalgando hasta llegar a una calle donde una mujer le dijo :

-Señor,--dijo la mujer- le doy mi caballo a cambio del suyo. Con el mío cabalgará más rápido y el caballo no se cansará.

El hombre confiado le respondió:

-Claro-dijo el señor- Si puedo cabalgar más rápido y sin cansar al caballo se lo intercambiaré.

El señor se bajó del caballo y se lo cambió a la mujer, después de volverse a montar en su ahora nuevo caballo volvió a seguir su camino hasta que en otra calle se encontró a una mujer muy hermosa que le dijo: :

-Apuesto señor-dijo la mujer hermosa-. Si usted señor me lleva a su hogar y me da cobijo, le prepararé todas las comidas durante una semana .

Él, encantado por la oferta que aquella hermosa mujer le había hecho, le respondió:

-Claro, hermosa dama-dijo el señor- Si me preparáis las comidas durante una semana, puede quedarse en mi humilde hogar.

Él la ayudó a montar en su caballo y partieron camino al hogar del señor. Poco tiempo después el señor empezó a sentir gran molestia en sus pies y este decidió tirar sus botas a un río.

Cuando ya les faltaba poco para llegar y ya estaba anocheciendo, el caballo se paró y dejo de caminar obligando al señor y a la hermosa dama a ir caminando hasta su hogar.

Una vez llegado al hogar del señor la hermosa dama le preparó la cena, después de terminar de cenar ella se le entregó a él y juntos se fueron a dormir.

A la mañana siguiente

Al despertar el señor se dio cuenta de que la hermosa dama ya no estaba y su oro tampoco, dándose así cuenta de que ella le había robado.

«A vos mi señor conde Lucanor, os aconsejo que nunca le deis vuestra confianza a un extraño para qué no seáis engañados.

Al conde le gustó el consejo que le había dado Patronio, obró según él y le fue genial. Viendo don Juan que este cuento era bueno, lo hizo poner en este libro y escribió unos versos que dicen así:

Quien en muchos ha de confiar

Fácil es de engañar.

María José González Toribio.


El Conde Lucanor tiene una gran cuestión sobre si poner en práctica un proyecto que de cara al futuro le dará pequeños ingresos cada cierto tiempo, u otro proyecto que es más bien una mala acción, pero le daría muchos ingresos en poco tiempo. El Conde Lucanor le pregunta dicha cuestión a Patronio, a lo que Patronio le responde contándole un cuento.

Un ganadero tenía un corral de gallinas, al aire libre y las gallinas ponían huevos aleatoriamente. Tenía pocos ingresos por la venta de huevos y un amigo suyo, que tenía otra granja, tenía las gallinas encerradas y dándoles de comer todo el día para que pusieran muchos huevos a la semana. Pero las gallinas del primero duraban mucho tiempo, mientras que las del segundo morían rápidamente.

Señor Conde Lucanor, en este cuento se ve que es mejor dejar que las cosas se hagan lentas pero bien, que rápidamente y mal.

Más vale lo bien proyectado

Que lo malo realizado

José Joaquín Muñoz Rubio.


LO QUE LE OCURRIÓ A UN HOMBRE CON DOS SANDÍAS

El Conde Lucanor le dijo a Patronio que una vez iba a comprar sandías y había dos puestos, pero en un puesto eran más grandes y más caras y en otro, más pequeñas y más baratas pero las dos eran de la misma calidad.

Patronio le dijo: "Déjame que te cuente lo que le ocurrió a un hombre con dos sandías".

Érase una vez un hombre que iba a comprar una sandía, pero en un puesto eran más grandes pero tenían menos sandías y en el otro eran más pequeñas y tenían muchas, y él no sabía cuál comprar. Entonces dijo a los dos vendedores que solo tenía dos euros y la que le diesen por dos euros sería la que compraría. Pasó un rato y los vendedores no sabían qué hacer, el que tenía pocas no dijo nada y las dejó con el mismo precio, pero el que tenía más le dijo que él se la vendería porque tenía muchas.

Entonces señor conde usted hable con los vendedores para rebajar el precio o lo que usted quiera y al final al vendedor que mejor le venga va a ser el que le venda lo que usted quiera.

NO TE GASTES EL DINERO

EN COSAS QUE NO TIENEN PRECIO

Estrella Sánchez Fernández.


Más vale pájaro en mano
que ciento volando

Un día estaban Pablo y Jorge paseando con su perra y le dijo Pablo:

"Jorge, en estos momentos está jugando el Real Madrid contra el Atlético de Madrid. Tengo apostado que gana el Real Madrid 2 a 0. Va el minuto 60 y tengo la apuesta acertada. No sé si cobrarla o esperar a que acabe el partido, porque si la cobro ahora pierdo un 60%".

Una vez que Jorge lo escuchó le dijo a Pablo:

"Pablo, una vez oí que es mejor pájaro en mano que ciento volando, porque quien no se conforma con pájaro en mano puede llegar a perder todo, como fue el caso de Manuel".

Pablo le preguntó por aquello.

"Manuel era un hombre avaricioso, tenía mucho dinero y siempre quería más. Tenía un amigo, llamado Juan, que al contrario que Manuel no tenía dinero. Al principio no había ningún problema, se llevaban muy bien. Pero, un día, llegaron al pueblo tres hombres que aparentaban tener mucho dinero. Manuel quiso hacerse amigo de los tres y para ello dio de lado a Juan. Dejó de saludarle y de hablar con él. Al cabo del tiempo, los tres hombres siguieron su camino y Manuel se quedó solo.

Y tú, Pablo, si quieres cobrar algo de dinero, cierra la apuesta porque en 30 minutos puede cambiar todo".

A Pablo no le gustó mucho la respuesta que le dio Jorge, pero se hizo caso y de esta manera cobró. Al final el Real Madrid ganó 2 a 1. Pablo siguió este consejo durante mucho tiempo e hizo escribir:

Más Vale pájaro en mano

que ciento volando

Pablo Sánchez Sánchez.

IES FRANCISCO DE ORELLANA. Responsable de la página: Sonia Gara Arboleya Olivares
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